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Semana en familia

  • anetta6
  • 9 jun 2015
  • 3 Min. de lectura

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Que rápido ha pasado, y ha sido una semana entera! Ring road, o lo que es lo mismo 2300km para dar la vuelta completa al país! (a excepción de los fiordos del oeste). Empezamos por pasear por la ciudad y una digamos curiosa visita a la Faloteca nacional de Islandia. Vík fue nuestro primer destino para pasar la noche, pero antes pasamos por el, ya típico, Golden cirlce (Geysir y Gullfoss) más el parque nacional de Þingvellir. Después Seljafoss, la cascada que se puede ver por detrás, de ahí salimos un poco mojados. Tarde cansados y pasados por agua solo queríamos que ducharnos y para la cama. Así fue, al día siguiente disfrutamos del desayuno de Vík, es siempre un placer volver allí. Vimos las playas de Vík y Reynisfjara junto con Dyrhólaey, una vez más, espctacualr.

Con la primera parte del sur cubierta, nos dirigimos hacia nuestra siguiente parada, el parque nacional de Skaftafell para ver Svartifoss de cerca, y con el glaciar Vatnajökull de fondo. La última parada del día, Jökulsárlón. Me sorprendió mucho porque la última vez que estuve allí fue hace un mes y quedaban muy pocos miniglaciares en la laguna, pero bueno el resto encantados. Una foca salió a saludar y después de unas cuantas fotos, nos metimos en el coche para el hostel esta vez, Vagnsstaðir.

El paisaje de nuestro tercer día, como el resto, muy bonito, pero el peor en cuanto al tiempo, lluvia, mucho viento e incluso nieve. Adentrarse en un fiordo también tiene sus ventajas. Yo volvía a Egilsstaðir después de nueve meses pero ahora en familia. La nieve llegó acabando la jornada, entrando a Seyðisfjörður, vista insuperable, como me gusta este pueblo, bueno nos gusta :).

Repetir estos sitios no me importa, para nada…pero ya apetecía ver cosas nuevas. Del este al norte de la isla, con un tiempo espectacular, casi casi verano, pero en versión islandesa, claro está. Llegamos a Husavík, situada en la bahía de Skjalfandi, sin duda es un lugar perfecto para ver ballenas, tienes para elegir en el puerto un montón de compañías preparados para salir al mar del norte, ballenas aparte es precioso. Esa noche dormimos en Berg, una granja apartada del mundo, o también se le puede llamar un pequeño paraíso para ti solo, bueno y para unos pocos afortunados más, esa noche hubo un intento de tortilla de patatas de la mama, perfecto.
A la mañana siguiente más norte. Paramos a comer en Akureyri, la capital del norte, después de granjas y pueblos de muy pocos habitantes, sin duda te sientes en un pequeño reykjavik, con calle principal y todo. A dormir en otro paraje apartado del ruido, Ósar, 30km de carretera de gravilla hasta llegar al hostel. A pocos metros de él se encuentra Hvitserkur, algunos dicen que se parece al esqueleto de un dinosaurio, con un poco de imaginación... Lo que si sque se ves seguro, con paciencia, son focas, ya que aquí está la colonia más grande del país.
Nos despedíamos del mar del norte y nos dirgíamos a Reykavík, antes parada obligada por la península de Snæfellsnes, volvíamos a terreno conocido. Vimos el volcán de Snæfellsjökull, el elegido por Julio Verne, y le dimos toda la vuelta como no, y pasamos por los pueblos Arnarstapi, Búðir, Rif y Olafsvík, Grundafjordur y Stykkishólmur.
Dejando atrás Snæfellsnes nos quedaban dos paradas, pero no menos importantes, antes de reykjavik. Borgarnes, con su fiordo Borgarfjörður y Akranes con su playa, zona de muesos y faro pusieron punto y final a nuestra ruta.
Después de una semana perfecta, despedimos Reykjavík e Islandia como siempre, con una cena impresionante. Bueno yo sólo me despedí de mi familia que aquí aún me queda algo de tiempo, a aprovecharlo se ha dicho!

 
 
 

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